viernes, noviembre 30, 2012 a las 1:24:00 | 0 comentarios
Lo cierto es que nunca me planteé el blog como una plataforma para promocionarme, lo cual probablemente sea estúpido. Además, el hecho de ser una persona cuya mente vuela más rápido que las leves conexiones neuronales que la mantienen conectada al resto de mi cuerpo, dificulta cualquier labor medianamente organizada. Además, en principio siempre está la cosa de escribir cosas que sean medianamente interesantes. Pero si he llegado a publicar relatos, será que son medianamente interesantes por lo menos. En realidad, estoy seguro de que algunos de ellos son muy buenos. Claro que mi opinión no es universal, lo cual es una lástima porque haría mucho más sencillo el proceso creativo y me catapultaría hacia la gloria en cuestión de días. Lo malo es que no estoy seguro de recordar todo lo que he escrito/publicado/ganado este año. Sí, yo soy así. Han sido muchas cosas y aún están más por venir, pero intentaré poner las más representativas.

Las mil caras de Nyarlathotep - La Feria Amarilla

Qué portada tan bonita. Me encanta este libro. He de reconocer que, para variar, no intenté hacer nada innovador ni extraño (extraño dentro del universo Lovecraft, claro) con mi relato La Feria Amarilla. Tenía ganas de hacer algo lovecraftiano, con Nyarlathotep bailando y con una sobresaturación de amarillo hasturiano. Lo del color lo vi como una especie de broma de Nyarly o como una alianza temporal, pero lo cierto es que al no explicarlo, puede que deje algún lector un poco descuadrado. De cualquier forma me gustó cambiar mi estilo hacia el de Lovecraft e inventarme un pueblo de Nueva Inglaterra usando Google Maps y mapas del autor. Lo malo fue que tuve fiebre durante la perpetración del relato, lo cual no sé si fue bueno o malo, pero hizo que el proceso fuera bastante más complicado.

El libro ha quedado muy bien. Me gustan las páginas interiores, los títulos, las citas y, sobre todo, la portada. Añadir que todos somos autores de Nocte, Asociación Española de Escritores de Terror.





200 baldosas al infierno - Víctor Piedra

Ésta es la primera antología de la Asociación Madrileña de  Escritores de Terror ESMATER. Una gente muy maja. Mi relato debió gustar porque va el primero. A pesar de que a la edición le falta un repasillo y la letra podría ser algo más grande, es una antología interesante con los psicópatas como eje argumental. Un montón de tarados emparedados entre las páginas de un libro siempre es un gran incentivo para cualquier lector con gusto por el terror. Además, entre ellos hay textos de Joe Álamo que los encadenan. Ese tipo de detalles me gustan en una antología. Fue el primer libro de la editorial Tyrannosaurus Books.

Mi relato me trajo por el camino de la amargura durante casi un mes hasta que una noche me dije que no dormiría hasta acabarlo. Sobre las siete de la mañana lo tenía y no debió de quedar mal porque lo colocaron el primero de la lista. Incluso le cogí bastante cariño a los personajes.





Descubriendo Nuevos Mundos II - El amor es otro mundo

Esta antología recoge los ganadores y finalistas del concurso homónimo organizado por la Asociación Española de Espada y Brujería. Dadas las bases, decidí enviar algo lo más alejado posible de la espada y brujería. Mi relato trata de un tipo que va a Sevilla en avión y en mitad del vuelo es abducido (junto con el susodicho avión y el resto de pasajeros más la tripulación). El relato ganó en la categoría de Relato Largo. Me hizo recordar una artículo que leí una vez sobre no experimentar a la hora de enviar cosas a concursos y pensar mucho en lo que puede gustarle al jurado. Creo que lo mejor es creer en uno mismo y tratar de hacer algo bueno, aunque sea raro, absurdo y carente de lógica. Como es el caso de este relato.

También lo escribí en circunstancias extrañas. Fue en noviembre del año pasado. Una tarde, descubrí un concurso en un blog que vencía al día siguiente. Escribí algo rápido y lo mandé. Resulta que el concurso era del año anterior. Pero pude reutilizarlo aquí.





Fantasmas, Espectros y Apariciones - No te olvides de mí

Un relato muy raro. Para lo que suelo escribir. Estaba experimentando una literatura algo menos bestia y más mundana. Por otra parte, por culpa de Neil Gaiman, estaba obsesionado con meter historias dentro de otras historias. Creo que no quedó artificioso. Por otra parte, el título es un poco más moñas de lo habitual, pero me pareció tan apropiado que ni me planteé inventar otro.

La antología forma parte de un concurso llevado a cabo por Athnecdotario Incoherente para dar forma al primer libro de su nueva editorial La Pastilla Roja. Siempre es un honor colaborar con ellos. El año pasado ya gané otro concurso que hicieron sobre sueños bizarros. Gracias a ese concurso, perpetré uno de mis relatos favoritos: Muerte contra Muerto, que se puede leer en la web de la editorial. Es a la segunda editorial recién creada que apoyo este año.





También he ganado unos cuantos concursos más sin publicación y están pendientes de publicación unos cuantos libros más. Supongo que ya iré informando, ahora que este blog es también literario.

Idea alegre: los libros son bonitos.
Publicado por Carlos L. Hernando
viernes, enero 13, 2012 a las 9:33:00 | 0 comentarios
Una frase que escucho con una frecuencia inaudita en forma de comodín todopoderoso con poder para justificarlo todo es la siguiente: "es que es mi opinión y tienes que respetarla". ¿En serio? Es decir, en nuestro país tenemos un vicio muy malo que es opinar de lo que no tenemos ni idea. No me refiero a opinar de lo que sabemos poco, sino a opinar de temas que nos son tan ajenos como el método Dukan a un elefante. Y lo peor es que nos creemos que es nuestro derecho y que tenemos el derecho a defenderlo a ultranza. No estoy diciendo que volvamos a los años cincuenta en los que los argumentos de autoridad estaban por encima de cualquier otra idea. Parece que los españoles no sabemos sino vivir en un extremo o en otro.

Sin embargo, una opinión que surge de la nada no tiene razón de ser. Hay que tener en cuenta que prácticamente todo lo que pensemos ya ha sido pensado antes y, no sólo eso, sino que hay gente que ha dedicado media vida a desarrollar ideas relacionadas. Entonces, ¿de verdad la opinión de una persona que no lee libros desde la ESO es igual de válida que al de alguien que invierte un porcentaje de su tiempo en informarse? Pensar así es absurdo.

Y esa es otra falacia que la gente tiende a tomarse al pie de la letra. Con un orgullo nacido de la nada, cuando una persona acaba de escupirte a la cara una opinión sin ningún fundamento ni concierto ni base científica ni lógica alguna, si tú tienes la osadía de decirle que su opinión es absurda (o la versión menos educada pero más ilustrativa "eso es una gilipollez") se ofende. ¿Por qué? Si uno no dice más que lo primero que le pasa por la cabeza es lógico pensar que alguna gilipollez va a soltar y, en contra de lo que debe pensar la mayoría de la gente (quizás demasiado influenciados por Forrest Gump), decir gilipolleces no te convierte en gilipollas y decir cosas absurdas no te convierte en una persona absurda. Todos tenemos momentos de lucidez y momentos en los que nos merecemos ser sumergidos en un charco de barro. ¿De verdad es tan difícil admitir esto y tan fácil que cualquier chorrada con que se nos ocurra malgastar una bocanada de aire sea un argumento respetable digno de ser tallado en granito para que las futuras generaciones puedan admirarlo?

El problema está en una mala interpretación del concepto "libertad de expresión". Parece que con esa premisa, podemos decir cualquier cosa y el derecho automáticamente lo equipara con cualquier teoría científica desarrollada con el paso de los años. Pues el derecho a la libertad de expresión hay que ganárselo. Si para corroborar una idea hay que estudiar años, para falsarla hay que seguir un procedimiento similar. Una opinión vacía no vale nada. Sin datos, argumentos, conocimiento sobre la materia... una opinión vale menos que nada. Al menos la nada no es dañina que el intelecto. Pero es más fácil mover la lengua que las neuronas y así nos va. Utilizamos el concepto "democrático" como un escudo para nuestro orgullo y eso no puede acabar bien.

Por supuesto, con esto no digo que haya que ejercer ningún tipo de fuerza especial contra la gente que no piensa. No respetar las opiniones infundadas no quiere decir que haya que perderle el respeto al que la dice, simplemente no tener en cuenta su opinión hasta que aprenda a sostenerla con argumentos válidos. Y por válido no me refiero a que estén en consonancia con su interlocutor, la sociedad o el Papa, sino contrastados y apoyados mínimamente en datos.

Supongo que es un problema social y educacional. Así que echando un ojo a la televisión y a los recortes en la educación dudo mucho que la situación cambie a corto plazo. Una lástima, porque aunque decir gilipolleces no te convierta en gilipollas, acostumbrarse a encumbrarlas como doctos argumentos omnipotentes conduce irremediablemente a una espiral de gilipollez.

Idea alegre: he pesando mucho este post. En serio.
Publicado por Carlos L. Hernando Etiquetas:
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