Tras terminar mi anterior post me di cuenta de que era desmesuradamente grande. Así que decidí escribir el siguiente algo más corto. No porque esté mal que sean las largos los posts. Un post tiene que ser lo largo que necesite ser. Pero por variar y de paso desmentir el dicho, aquí dejo una noticia absurdamente corta. Espero poder trabajar alguna vez haciendo cosas de esas. Es más, podrían cambiar el nombre del periódico por el de 2 Minutos. Y no sólo eso, sino que aconsejo hacer lo mismo a la competencia. Tomemos por ejemplo El Correo digital y esta noticia. La cosa podría quedar así.

Los rusos son unos cachondos

La prensa escandinava acusa a Rusia de difundir imágenes de la película Titanic como si fueran procedentes de su expedición para hacerse con los hidrocarburos del Ártico. La película de James Cameron ha sido una de las más taquilleras de toda la historia cosechando 11 Oscars y rompiendo la taquilla.

Al parecer, la expedición podría ser un fraude

Vale, ya sé que es una exageración, pero me apetecía unir los dos temas. Por otra parte, toda la historia no fue más que una confusión de la agencia Reuters a la hora de mandar las imágenes a los principales periódicos, no una sucia (o cachonda) jugada por parte de los rusos. Un tema que puede dar que hablar en futuros posts.

Idea alegre: No es que desprecie al 20 Minutos, de hecho me gusta bastante como periódico, pero la noticia me marcó. Por supuesto tiene un montón de datos interesantes, pero ya hablaré de eso otro día. O no.
Publicado por Carlos L. Hernando Etiquetas: , ,
lunes, agosto 06, 2007 a las 2:02:00 | 4 comentarios
Bueno, allá voy con mi cuarto post. Y según va tomando forma en mi cabeza me doy cuenta de que si el blog sigue adelante tendrá un contenido más bien ecléctico. Todo depende de mi fuerza de voluntad. Por ahora aquí va un post larguejo.

En primer lugar y a riesgo de encasillarme, los incendios siguen siendo una lacra que se repite cada verano. Pero no se le puede echar la culpa al fuego. Al fin y al cabo, uno no puede intentar razonar con las fuerzas de la naturaleza. Eso me lleva a una interesante, aunque inquietante reflexión a la luz de estas declaraciones:

"Mi contrato de tres meses como guardabosques vencía el 30 de septiembre así que decidí provocar un incendio para que las autoridades extendieran mi contrato."
Antonio Navarro Armas, 37 años.



Dichas declaraciones pertenecen al autor material del peor incendio de la historia de Gran Canaria. O expresado en cifras: 3.500 hectáreas quemadas. La reflexión de la que hablaba antes es sencilla: la estupidez es una fuerza de la naturaleza más. Y ni siquiera es una fuerza nueva. ¿Cuántas muertes se ha cobrado la estupidez a lo largo de la historia? Sería interesante confeccionar un gráfico comparativo entre tornados, inundaciones, incendios, etc. y estupidez. Lo haría yo, pero creo que sería una actividad tan deprimente que animo a cualquiera que me lea y se considere muy feliz a hacerlo, para ver el otro lado de la moneda de vez en cuando.



Tenemos así una constante que se repite una y otra vez a lo largo de la existencia del ser humano. Veamos, si no se puede razonar con las fuerzas de la naturaleza, ¿qué se hace normalmente para evitar que nos destruyan? Bueno, sin alejarnos del ejemplo del fuego: se crean cortafuegos, se crean cuerpos especiales para apagar incendios e incluso se lanzan hombres rana desde el aire para que colaboren con la extinción...

Sin embargo, ¿qué hacemos con la gente lo suficientemente estúpida como para no saber valorar entre su empleo y el potencial poder destructor del fuego? Es más, ¿cómo se identificas a alguien así? En este caso, se supone que el infeliz tenía que apagar incendios, no iniciarlos. Existe también el problema añadido de que la estupidez se contiene en el interior del cerebro humano. Generalmente, el cerebro está contenido en una persona física (como diría Hacienda), la cual tiene ciertos derechos. Es decir, sería un tanto inconstitucional aislar la estupidez o crear una policía antiestúpidos. Ni siquiera creo que haya submarinistas suficientes en el mundo como para lanzárselos a todos esos contenedores de estupidez que permanecen ocultos entre la población sensata e inteligente. Aunque según pasa el tiempo, empiezo a creer que son estos últimos quienes se mimetizan en un entorno repleto de estupidez para evitar que la cadena trófica de la incompetencia les convierta en una presa fácil para esa bestia alimentada con telebasura y colesterol que es nuestra sociedad.

Pero volviendo al tema de cómo prevenir esta enorme fuerza de destrucción indiscriminada, creo que hay pocos métodos no totalitarios para atajarla. Por otra parte, cualquiera al que el preguntes qué hacer con nuestro amigo (nótese que la cursiva denota un sarcasmo que se sale del gráfico) propondrá medidas que van desde hacerle replantar bosques toda su vida a una serie de torturas increíblemente sádicas y desagradables que incluyen una gran cantidad de fuego (por eso del ojo por ojo, supongo). Pero, dejando a un lado la justicia o la venganza, ¿sería útil? ¿Evitaría nuevas catástrofes? Sinceramente, creo que no, porque las fuerzas de la naturaleza no escarmientan. Quizás un par de estúpidos (llamémoslos estúpidos Nivel 1) lograran comparar pros y contras para darse cuenta de que al ser estúpidos es probable que el incendio se les vaya de las manos. Sin embargo, estúpidos algo más estúpidos (llamémoles deNivel 2), no tienen conciencia de su propia estupidez. Algunos llegan incluso a vanagloriarse de ella confundiéndola con capacidad intelectual y potencia sexual. Por lo tanto, en sus mentes no cabe la idea de que algo pueda salir mal. Creo que dedicaré algún otro post para crear una clasificación más específica sobre la estupidez y los interfectos que la esgrimen con impunidad por el mundo.

Hablando un poco más en serio, ni siquiera sería un estímulo positivo, el miedo nunca lo es. Aunque a veces uno se plantea si no merecerá la pena el miedo, cuando la alternativa es ésta. El egoísmo y la codicia actúan como catalizadores de la estupidez. Ahora hablamos de un incendio que pretendía ser pequeño. Sin embargo, gente desalmada quema bosques todos los años por fines meramente económicos. Con lo que el problema es más grave aún. Alguien podría decirme llegado a este punto que saco demasiadas conclusiones a partir de un solo incendio. En realidad no. He elegido éste por ser actual y muy ejemplificador acerca de cómo el intelecto humano tiende a estar sobrevalorado. Para demostrarlo, adjuntaré unos interesantes y aleccionadores:

  • Datos del Ministerio de Medio Ambiente:

- Los incendios ocurridos en 2006 hasta el 31 de marzo han sido 1.199, a los que hay que añadir 1.472 conatos (incendios inferiores a una hectárea).

- La media del decenio ha sido de 2.449 incendios anuales y de 2.668 conatos por año.

- La superficie forestal quemada en 2006 ha sido de 12.178,6 hectáreas hasta finales de marzo.

- La media de la última década alcanza las 26.663,1 hectáreas.

  • Causas de los incendios:

- Intencionados, 58,28%

- Negligencia, 16,66%

- Por un rayo, el 4,1%

- Reproducción, el 1,1%

- Origen desconocido, el resto.

Estos datos y algunos otros (que no dejan de tener interés pero que alargarían demasiado el posthan sido recogidos por los chicos de 20 Minutos y se encuentran aquí)

Si sumamos intención y negligencia obtenemos un 74,94% de estupidez. Por supuesto, igual que el incendio de Gran Canaria sirve para ejemplificar el resto de incendios forestales acaecidos en España, los incendios forestales en España sirven de reflejo a los del resto del mundo y estos a su vez como muestra de la estupidez humana de forma global. La estupidez se manifiesta de mil formas diferentes y hablar de todas necesitaría un blog específico. Y una revista especializada. Probablemente alguien me robe esta última idea y se forre a mi costa. Si así fuera espero que al menos me ofreciera un puesto como colaborador. Esta sí es una lícita forma de buscar empleo. Probablemente tenga el mismo resultado que la intentona de Antonio Navarro Armas, pero yo no necesité quemar ninguna isla para ello.


Bueno, bueno, bueno. Creo que le estoy cogiendo el gustillo a esto de los blogs. Llevo intentando parar de escribir hace varios párrafos así que intentaré ser breve con la inevitable conclusión. Y qué mejor forma de acabar que ofreciendo no una, sino dos posibles soluciones al problema.

Teniendo en cuenta que la estupidez es probablemente la fuerza de la naturaleza más variada de todas y tiene una peculiaridad: lucha contra sí misma. Sólo hay que estar atento a cualquier discusión mundana. El 90% de estas no se basan en intentar hallar la verdad sino en convencer al otro de que la estupidez propia es real y no producto de nuestras infraexplotadas neuronas. Mi primera idea consistiría pues, en combatir la estupidez con la estupidez. Puede parecer una idea compleja. Incluso estúpida, pero precisamente de eso es de lo que se trata. La mejor forma de imaginárselo es con un diagrama de vectores. Un vector es básicamente una flecha. Pero a los matemáticos les gusta complicarse la vida (y gracias a Dios porque si no, no tendríamos ordenadores ni otras muchas cosas con lo que probablemente tendría que estar escribiendo esto en la vejiga de un cerdo al cual acabo de degollar y destripar para dar de comer a mis hijos (no tengo hijos, pero sin matemáticos lo más probable es que a mi edad ya los tuviera (¿alguien había visto alguna vez un paréntesis dentro de otro paréntesis?))) y nos hablan de módulo, la longitud del vector, dirección (que es la misma que la de la recta que forma la flecha) y sentido (que es hacia dónde apunta la flecha). Pues se supone que sumando y restando vectores se puede alterar su dirección, sentido y módulo. Es más, dos vectores de igual módulo, dirección y sentido contrario se anularían. Creo que la idea está clara, controlando la estupidez podríamos llegar a redirigirla hacia campos útiles ,como la producción de energía renovable y barata, o anularla completamente.


La segunda idea también tiene que ver con la producción de estupidez. Antes me he metido con la telebasura. Sin embargo, puede ser una ayuda inestimable para evitar que la estupidez tenga efectos dañinos. Aunque la telebasura fomente la estupidez también anula la imaginación. Lo más probable es que una exposición prolongada evite que las ideas peregrinas florezcan. Lo más probable es que las ideas sensatas también. Pero casi nada es gratis en esta vida. Por otra parte, aquellos que se logren retener algo de imaginación podrían ser utilizados para crear novedosos Reality Shows con los que potenciar la idiotización masiva del personal hasta que todo el mundo se convierta en un dulce corderito.

Y lo voy a dejar aquí. Un abrazo fuerte a todas las víctimas de los incendios forestales pasados, presentes y, lamentablemente, futuros. A mí también me tocó cerca hace un par de años. Espero que la ironía sirva para algo.

Idea alegre: No hay idea alegre.
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